Hay determinadas patologías, especialmente arritmias, que no están presentes en todo momento, sino que pueden aparecer y desaparecer a lo largo del día, lo que se llama paroxísticas.
Es por ello que un electrocardiograma(ECG) convencional puede no detectar este tipo de patologías, ya que la duración de la prueba es de segundos y puede no detectar arritmias que están presentes en otro momento.
El Holter puede suponer una técnica adecuada en estos casos, ya que se trata realmente de un ECG que dura al menos 24 horas, siendo capaz de detectar bradicardias, taquicardias, bloqueos o arritmias que aparezcan durante el tiempo en que está puesto el Holter.
La colocación del Holter es muy sencilla. Consiste en situar varios electrodos en la piel del tórax del paciente, los cuales se conectan con una grabadora, que tiene el tamaño aproximado de un teléfono móvil.
Durante el tiempo que el paciente lleve puesto el Holter es aconsejable que mantenga su rutina cotidiana, ya que así se ve si hay alguna alteración cardiaca durante su vida normal.
Las principales indicaciones para poner un Holter incluyen:
- Sensación de palpitaciones o taquicardia.
- Mareos o síncope.
- Diagnóstico de arritmias que no den síntomas.